Por: Dorian Yirley Acevedo Acero
Visitar Urabá se volvió más que una experiencia, es un intercambio cultural. Recorrer los 11 municipios que la componen es una maravilla de la región, que hoy con su historia brilla entre todas las cosas.
Su nombre se debe a Martín Fernández de Enciso en 1500 que hacía referencia a la poca salinidad de las aguas del golfo, denominándola así “Urabá” literalmente “golfo de agua dulce”, dícese en dialecto katío “La tierra prometida”, así cuenta historias de esta región, cobijada de montañas y de etnias por doquier.
Hogar de muchos y sustento para quienes habitan allí, felices de su origen y de hacer parte de una tierra reconocida por su extraordinaria posición geográfica, cruce entre el océano Pacífico y el océano Atlántico, y entre América del norte y América central con Suramérica.
Recorrer esta región no había sido tan placentero como ahora, disfrutar de los paisajes, del mar, nuestros ríos, playas, cascadas, el calor de su gente y por su puesto la agricultura que adornan cada espacio con sus deliciosos cultivos.