Por: Devanny Benitez Muñeton – Foto: Lorena Zuñiga
A lo largo del tiempo se le conoció con muchos nombres: Nombre de Dios, El Crucero, Etc. 385 kilómetros cuadrados de maravillas que adornan este pedazo de territorio típico de conquistadores e indígenas luchando codo a codo y que en sus inicios pertenecía al municipio de Turbo. Se erige al nuevo mundo como Río de Guaduas o como todos lo conocemos: Chigorodó. Acá convergen mestizos, indígenas, afrocolombianos y blancos.
Fundado el 28 de enero de 1878 por José de los Santos Zúñiga, María Paredes, Celestino Díaz y Manuel Correa, solo hasta 1915 se convierte, mediante ordenanza de la provincia de Antioquia a la categoría de municipio, luego de vivir la dura llegada de algunos explotadores de tagua que se asientan en la localidad por casi 30 años. Luego de la disminución del material, algunos habitantes emigran y comienza la siembra de arroz y cacao.
Chigorodó es un manantial de aguas dulces que resguardan y entrelazan sus montañas. Cuenta con una de las grandes reservas hídricas como lo es la Serranía de Abibe. Chigorodó es ganado, palma de aceite, artesanías de los Kunas y Los Katios. Este pueblo es fiestas de río, fiestas de San Sebastián, y como lo dice su nombre, Chigorodó es tierra de guaduas que cubren y protegen este poblado.