Por: Aura María Estrada Galeano
A orilla de carretera es muy particular encontrar una mesa con pilas de yucas frescas, piñas que sobresalen con su color amarillo verdoso, suero y plátanos. ¡No es del otro mundo, es de Urabá! Con esta entrada, Mutatá te da la bienvenida ofreciendo así los productos más gustosos que estos fríos suelos pueden dar.
Éste es uno de los pasos más prometedores, los encargos familiares son una de las pruebas para saber que sí se estuvo en Mutatá, la tierra que no solo ha sido la vertiente de ríos sino también de grandes cultivos.
Antes de llegar a Mutatá se pueden ver algunos metros de hectáreas donde se cultivan estas frutas y tubérculos. Los yuqueros se encargan de sembrar, seguir paso a paso su crecimiento y sacar la yuca para luego venderla y de esta manera llevarlas a casa y disfrutarla comiendo todo un manjar, ya sea frita, cocinada o en sancocho.
Visitar a Mutatá es uno de los planes que no pueden faltar a la hora de estar en Urabá. Sus aguas lo han convertido en municipio de referencia y más cuando las temperaturas no ayudan de a mucho y el cuerpo se antoja de un chapuzón, pero ahora también hay espacio para deleitar los antojos de casa, los antojos de Urabá.