Por: Ana María Muñoz – Fotografía: Yenlid Flórez
La artesanía realizada con mostacillas es quizá una de las labores que tanto conocemos o al menos hemos visto de los diferentes asentamientos indígenas que hay en el país, muchos curiosos quizá se percatan de la presencia de familias en los andenes de los municipios y ciudades exhibiendo sus obras, algunos pasan con cotidiano desinterés, otros se animan a preguntar por precios y en ocasiones hasta se llevan un par de pendientes o pulseras, sin embargo la tradición que viene tras cada tejido tiene una historia y un sentir por ser expresado.
El tamaño de las mostacillas con las que se trabaja no alcanza más de 2 milímetros por unidad, y para formar una bella figura es importante dedicar una porción importante de tiempo.
Los indígenas han aprendido sobre estos bellos patrones desde la niñez, con el tiempo han cultivado su habilidad y por lo tanto tienen todas esas bellas formas dibujadas en su mente, esperando a ser moldeadas, creadas y reconfiguradas en cada nuevo tejido.
La relación con la tierra se ve reflejada en la simbología que utilizan estas comunidades, tanto así que viene a ser complementada con cada color que va a ser puesto con sumo cuidado.