Por: Ana María Muñoz Ramos
Fotografía: Ana María Muñoz Ramos y Daniel Lopez Rodriguez
La vía que conduce al mar nos ofrece una amplia carta de productos para degustar. ¿Estás listo para comenzar?
La mañana del día sábado nos recibe con un radiante sol, que nos acompañará en la ruta que haremos desde Apartadó hasta el municipio de Turbo. Un buen abrigo y un poco de protector solar no pueden faltar, pues al viajar en moto es nula la protección que tendrás ante los fuertes rayos que cobijan la zona de Urabá.
A las 11:30 de la mañana comenzamos nuestro recorrido, disfrutando de los bellos paisajes que se divisan, algunos puestos de comida comienzan a cruzarse, entre ellos los tradicionales, en los que encontramos el suero costeño, miel fresca, agua de coco, kola román que traen de la costa, y hamacas, un atractivo para quienes pasan por allí y no se pueden resistir a estas delicias recién hechas. En temporada de cosecha de frutas también comienzan a surgir los vendedores de mango, piña, maíz y cualquier otro tipo de fruta o tubérculo dispuesto para el deleite de los viajeros.
Estos vendedores salen a diario a vender sus productos, viven en zonas aledañas.
El mango y las “guamas” son algunas de las frutas que más se venden.
Antes de llegar al municipio de Turbo, nos encontramos con el corregimiento El Tres, un pequeño y tranquilo poblado. Nos topamos con tres puestos de madera en los que venden tortas de chócolo fritas, el mayor atractivo de estos, ya que además venden empanadas y arepas de huevo.
Blanca Araque “La Mona” es propietaria de uno de los puestos, lleva más de 12 años atendiendo a los viajeros que han cruzado por esta zona, tiene clientes fijos que pasan a diario desde las 5 o 6 de la mañana para desayunar allí, otros prefieren hacerlo en horas de la tarde cuando ya se desplazan a sus hogares, acompañando las tortas con deliciosos jugos naturales, entre los más vendidos se encuentran los de piña, guanábana y zapote para jugo y constantemente desde los municipio aledaños les traen el revuelto para la venta de la semana.
Ella trabaja en compañía de “El Viejo” como ella le dice a su compañero de vida, y con su hija; todos se apoyan en las labores que corresponden al local, ya que hay días en los que puede terminar de vender a las 11 o 12 de la noche. Su trabajo es un poco demandante en cuestiones de tiempo, pero esto no es un inconveniente para la familia, se han habituado a esta práctica y lo hacen con mucho gusto, reflejado en el trato y cordialidad que manejan con sus clientes a diario.
Es bueno poder toparse en un sitio tan tranquilo, un lugar dispuesto para el deleite de quienes cruzan la zona, a quienes aún no han tenido la oportunidad de conocerlo y disfrutarlo, los invitamos a pasarse por el puesto de Blanca Araque, quien los estará esperando con una sonrisa, ella es sin duda un personaje de Urabá.
Muy pronto les estaremos compartiendo más sobre la ruta gastronómica que ofrece la región de Urabá en sus múltiples formas y presentaciones.