Por: Milton Andrés Atehortúa
Un sistema de acueducto artesanal, construido en la década del 40 en el corregimiento de Caucheras, es hoy otro destino natural para un día de sol o de reflexión.
Caucheras es un pueblito, un corregimiento del municipio de Mutatá. Allí, entre 1940 y 1990, existió una empresa de caucho que llegó a albergar cerca de 300 trabajadores. Para aquella época construyeron La Bocatoma, un sistema de acueducto artesanal que pretendía llevar el agua a los caseríos y albergues de los trabajadores.
En la actualidad, esa Bocatoma, conserva gran parte de su construcción inicial y, desde hace varios años, se convirtió en otro destino natural para un día de sol o de reflexión. Cuidar, proteger, aprender a convivir sanamente con estos espacios, no sobra decirlo. Queremos que visiten cada rincón de Urabá y sepan lo bonito que hay en él, pero entendiendo que sin estos lugares no hay vida.
Antes de llegar a la Bocatoma, hay que hacer un recorrido por el barrio La Subestación, un pequeño caserío del corregimiento donde encontrará un par de tiendas para lo básico: bolsas de basura, mecatos, gaseosas, etc. También podrá encontrar, dependiendo la época del año, zapote, aguacate, guama, banano, yuca y piña.
Después de pasar el barrio, sigue un camino o un “camellón” como le llaman aquí Y luego, una trocha casi mágica. Se siente en el aire, en la piel, en los pulmones y hasta en el espíritu. La cantidad de árboles y la fragosidad de la selva le dan un ambiente fresco y consolador al lugar. Unos metros más adelante se encuentra una cascada formada por una pared de cinco metros que fue construida en 2008. A gran velocidad caen chorros de agua fría y cristalina que crean una cortina hídrica que propios y ajenos disfrutan con regocijo.
La fuente que surte de agua a este espacio es la quebrada Cascajo blanco que, a su vez, está alimentada por otros pequeños riachuelos que nacen en la montaña. Quebrada arriba o por los caminos de los arrieros, se llega a otros espacios de la quebrada compuesto por rocas, peñas, pequeñas cascadas y agua fría.
La Bocatoma no tiene lujos, ni recipientes para los residuos, ni tiendas, ni caminos perfectamente hechos, pero es, a mi modo de ver, un espacio para refrescar el cuerpo y si usted lo necesita el alma.