Por: Yenlid Julieth Flórez – Fotos cortesía Pittoko
Abelardo Lozano Robledo, más conocido como “Pittoko El Sabor”, nació un 17 de mayo de 1990 en el municipio de Turbo, Antioquia. Se crió en el barrio Hoover Quintero y a sus 22 años decidió irse del terruño para explotar en un género su gran talento.
Desde sus 7 años de edad empezó a ser inquieto con la música. Para Pittoko la bulla era algo impresionante, le gustaba hacer ruido en las mesas, pupitres y ni los tarros de la cocina de su mamá se salvaban; los vaciaba y los tomaba para hacer sonidos. Todo era para él un instrumento.
Se fue enamorando del vallenato a través de la novela Escalona, la música de Alejo Durán y de Kaleth Morales. Una vez terminó su educación bachiller, se dedicó completamente a la música, asegura que Dios la puso en él ya que nunca tuvo una persona que le enseñara. Todos los días se levantaba a las 9 de la mañana y ensayaba 4 horas. “Me hice solo, la familia Lozano son músicos así que creo que la llevo en las venas desde que nací”, lo dice con emoción.
“El nombre Pittoko me lo puso mi padre cuando era niño, y El Sabor me lo puso la gente cuando me empezaron a conocer por mi carisma, por los brincos en la tarima tocando mi instrumento, entonces me empezaron a decir “Pittoko El Sabor” por la chispa turbeña que me caracteriza; el baile y la soyadera”.
Un músico que, a pesar de tocar caja, conga y timbales, encontró en la guacharaca su esencia. A los 18 años se dio a conocer por su manera explosiva de tocar su instrumento.
Ha hecho toques con artistas de la región como Guillermo Ortiz, Cristian Medrano, Junior Rivera y Renán Prada. Actualmente hace parte de la agrupación de Ciro Quiñonez con la que ha viajado a muchos lugares de Colombia y ha estado en Venezuela más de una vez.
Le gustaría algún día trabajar con Martín Elías ya que es un artista muy extrovertido como él.
Este percusionista no se imagina su vida sin hacer música de género vallenato. Cada concierto que realiza lo hace con mucha emoción, es más de ahí surgen saltos, mismos que son derivados del ejercicio que una vez practicó por 3 años en la Selección de Voleibol del municipio de Turbo.
Como todo músico ha sacrificado el pasar tiempo con sus padres, vive en Cúcuta y por los muchos conciertos, solo puede cada mes de enero visitar su familia y el terruño.
Le gustaría crear una academia musical en Turbo para enfocar a los jóvenes en otras cosas, para que encuentren en su talento una forma de ganarse la vida.
Para este músico, no ha sido fácil llegar a donde está, pero afirma que si se puede con mucha disciplina. Recuerda que en Girardot, le tocó dormir en una cama con dos amigos, así empezó la lucha de los tres, pero hoy cada uno está en grandes y buenas agrupaciones.
Se siente muy afortunado de hacer lo que le gusta, que le paguen por tocar su guacharaca es una ganancia enorme, siente que no trabaja nunca.
A sus 27 años sigue valorando cada consejo y cada felicitación por lo que hace, Peter Manjarrés, Rolando Ochoa exacordeonero de Silvestre Dangond y Jean Carlos Centeno, han reconocido su gran talento, el de tocar de forma distinta y con gran alegría su guacharaca.
“Ellos me dijeron que soy muy bueno tocando mi instrumento, eso es de mucho orgullo para mí”.
1 Comment
Excelente mi hermanazo uste lleva la música en la sangre, me acuerdo cuando ust encendía ese salón con esa melodía en los pupitres en la mesa de los profesores.
El propio pitoko Yooouuu