Por: Karen Katherine Vinasco Jiménez
Eleider “Storm Álvarez”, uno de los más grandes deportistas de la zona de Urabá y de toda la historia del boxeo colombiano, es hoy, a sus 33 años, un icono deportivo en Canadá.
A sus 10 años y domiciliado en Puerto Girón, un humilde y pequeño corregimiento de Apartadó, Eleider, en compañía de sus amigos dedicaban el tiempo a conseguir dinero por medio del reciclaje.
Sus sueños se fueron encaminando a la música. El historial artístico y la afinidad musical de su descendencia lo habían hecho heredero de la melodía y, para su fortuna, contaba -en aquel entonces-, con una pequeña agrupación infantil vallenata de la cual era vocalista.
Era el año 1995 y el prematuro proyecto musical se tornaba prometedor. Eleider y su agrupación estaban preparados para presentarse en el festival vallenato que en ese año se realizaba en Turbo; los instrumentos estaban en su sitio, los músicos concentrados, el vocalista ansioso y la turba de fanáticos- como es natural- no daban espera.
El público enloquecido por el agitado evento se disponía a oír ahora un reconocidísimo disco de Diomedes interpretado en la voz de Eleider, cuando de repente y para sorpresa de todos, el vocalista vallenato olvida la letra de la canción por completo. Los gritos y las burlas se apoderaron del escenario. El ridículo no se quedó allí, llegó al punto de frustrar el tan anhelado sueño musical y Eleider, resignado y sin salida, decide regresar al ring.
Vida deportiva
Cansada de la falta de oportunidades y preocupada por el futuro de Eleider, su madre, habla con Osvaldo Ricard, entrenador vecino de la familia para ingresarlo al boxeo y al mundo deportivo. Eleider, entre tanto y a fines de complacer a su madre, inicia -contra sus deseos- a practicar deporte. El tiempo avanzaba y el disgusto por el boxeo al igual que las ganas de dejarlo, eran grandes, es así como el joven, reacio, deja de asistir progresivamente hasta parar completamente los entrenos.
Un día, de entre los tantos, pasados en juegos en la calle y recicladas con sus amigos, muere, para su infortunio, la autora del nuevo sueño que apenas empezaba a escribirse, su madre. El joven Triste por la pérdida y recordando lo que su madre quería para él, decide continuar y dedicarse de lleno al deporte que podría, como pensó en primera instancia, hacerlo grande.
El pequeño boxeador rápidamente estaba dando de que hablar, sus extraordinarias presentaciones en los Juegos locales y departamentales lo galardonaban y, los de la liga, ansiosos de nuevos talentos lo empezaron a contactar. Es así, como a sus 15 años, recibe una carta que notificaba su nuevo ciclo en el centro deportivo social (CDS), y, en consecuencia, Eleider viaja hasta Apartadó para instalarse en la villa.
Estando el 2009 en la villa y, por consiguiente, en selección Antioquia, Eleider pasaba por su mejor momento; había participado en varias peleas y los marcadores prenunciaban un púgil indestructible que exigía competencia. Empezó foguearse, participar y clasificar en torneos juveniles nacionales e internacionales. En definitiva, sus resultados, lo llevaron a oídos de la federación y, más tarde, al tan aspirado seleccionado colombiano.
La instancia en la villa le permitió enfrentarse con los que en aquel en toces estaban en “las grandes ligas”. La clasificación y el título de campeón en juegos panamericanos, suramericanos, centroamericanos y el séptimo puesto en los olímpicos Bejín 2008 le ponía un nuevo reto en el mundo pugilístico.
Pensando en su desarrollo deportivo y en descuerdo con algunas inconsistencias en la villa que estancaban su proceso, Eleider, busca la manera de independizarse y se contacta con Epifanio Mendoza, amigo y boxeador profesional. Finalmente, tras largas conversaciones y la insistente gestión de Epifanio, Eleider, obtiene la residencia y el acompañamiento profesional deportivo en Canadá.
Su vida deportiva empezó, como se había previsto, a remontar. La dedicación, contundencia, precisión, el jab (golpe rápido de alcance) en el tapiz y el entrenamiento de Marc Ramsay, mantuvieron al peleador antioqueño de los semipesados, invicto de 23 combates. Los triunfos seguidos contra locales, nacionales e internacionales reconocidísimas figuras del boxeo como: los haitianos- canadienses Jean Pascal y Adonis Stevenson, el rumano radicado en Canadá y exmonarca de los supermedianos Lucián Buté y el ucraniano Anatoliy Dudchenko, más un estado actual en el marcador de 23- peleas,11- ko, y 0- pérdidas, le han hecho merecedor dentro de sus contrincantes y la provincia de Quevec y Montreal los títulos de “Storm Álvarez”(la tormenta Álvarez) y “ el verdugo de los locales”.
Hoy a sus 33 años, el único pugilista colombiano campeón en la historia del boxeo, que continuo en honor a su madre un sueño ajeno a sus deseos se prepara y espera ansioso, hacerse campeón del mundo.
“Urabá, la mejor esquina y la playa, brisa y mar de América, es potencia en frutos, cultura, música, arte y deporte. Debe explotar todos esos grandes talentos con los que cuenta.
A los deportistas, les digo que tengan paciencia, perseverancia, que no se desanimen porque no hay suficientes obstáculos cuando se trata de lograr lo que quieres. Que sigan adelante y luchando si es lo que en verdad deseas”