Por: Ana María Muñoz Ramos
La casa museo comenzó a funcionar hace 8 años, cuando Haroldo Vergara Trespalacios decidió iniciar con la idea que tenía desde muchos años atrás, hacer un lugar dedicado al arte y la historia, además de representar lo que sería su sustento económico. Cuando trabajaba como inspector de policía en el municipio, comenzó a detallar toda la madera que acarreaba consigo la confluencia del océano que baña a Urabá con el rio Atrato, a diario las playas reciben kilos y kilos de madera que no está siendo utilizada, pero Haroldo vio en este “desecho” la oportunidad de fundar un sueño, de plasmar su arte por medio de ella, pilones de 3 metros en los que idea la figura de tótems, otro más pequeño en el que dibujó la figura de una mujer mulata, otros en los que idea la figura de animales, la lista es larga y las ideas de Haroldo son infinitas.
Cuando te acercas al lugar, cientos de figuras te reciben con sus diferentes formas, tratas de percibir una a una de ellas, tratas de tejer las historias que se forman alrededor, el resultado es espectacular, ya que como un querido amigo de Haroldo que vive en el sitio –don Carlos- dice: Cada uno de los objetos tiene una historia por contarte.
Cerca de la entrada hay un restaurante atendido por Marta, la hermana de Haroldo, ella a través de su buena sazón es otro de los atractivos que ofrece este lugar, alrededor de la zona de comida hay una pintura enorme ubicada en una de las puertas principales, esta es de un pescador de Necoclí, cargando a cuestas unos pescados de gran proporción, cerca de esta obra, hay racimos enormes del plátano que se cultiva en la región de Urabá, colgados en montón hay un atado de totumos que se cultivan en San Pues, ese que utilizan todavía las comunidades indígenas para cargar la chicha y el agua con la que recobran la vitalidad para seguir trabajando, esculturas de los Senues, hacen pues, una pequeña muestra de toda la confluencia que se genera en Urabá, dándote un pequeño abrebocas de lo que hay también en este museo.
Haroldo Vergara soñador y creador de la casa museo
En el vestíbulo encontrarás un espacio para descansar y deleitar tu mente con las maravillosas obras que ha realizado Haroldo con algunos amigos suyos, y otras que ha comprado, máquinas de coser antiguas, la historia de los toca discos, instrumentos musicales de percusión como el bajo, la conga y un bongó para quienes disfrutan de la creación musical, artesanías prehispánicas, artesanías de las comunidades indígenas que recorren Urabá, cuentan hasta con la armadura de un veterano de guerra colombiano en el recibidor principal del hostal.
La imaginación, el amor y el empeño ocupado en este sitio se notan en cada uno de los detalles y en la atención dada a quienes lo visitan, sus mayores visitantes son extranjeros, mochileros y aventureros de todo el mundo, que ven en este sitio la oportunidad de hacerse un panorama bastante grande de lo que pueden recibir de la patria colombiana, es un paso casi que obligado por aquellos que pasan por el golfo de Urabá antes de continuar con su travesía.
Las playas de Necoclí en temporada baja son asequibles, es la oportunidad de darte un escape de la rutina, de conocer un sitio alternativo, de bañarte en sus tranquilas playas, de caminar solo, en compañía de tu familia o con quien prefieras, deleitarte con un buen plato de pescado, de tomarte una deliciosa bebida y disfrutar de la vida. ¡Necoclí te espera!
Bienvenidos al barco de Haroldo Vergara