Por: Dorian Acero
El resplandor ligero de cada amanecer, refleja el comienzo de un nuevo día, en el cual el pescador urabaense madruga a iniciar su jornada laboral. Cuando la marea está en calma con facilidad desde las cuatro de la madrugada parten a ejercer, un trabajo que se convierte en estilo de vida, el sustento para muchas familias de la región que encuentran en el pescado salir adelante.
Orgullos de su profesión zarpan con sus barcas en busca de este alimento, por el tiempo de práctica conocen de los lugares estratégicos para sacar del mar este producto, que se convierte en un plato exquisito para quienes desean degustar de las delicias extraídas del mar.
Al pescador lo acompaña o el hilo de tanza y anzuelo o la red que en muchas ocasiones nace de sus manos, fabricada por ellos mismos para capturar el pescado.
A los pescadores de mi tierra, que gran labor practican día a día, en medio de lluvias y sol desempeñan una trabajo admirable del cual muchos se alimentan y sustentan, a los pescadores de Urabá, grande son sus manos que llenan de alegría esta región.